miércoles, 24 de julio de 2013

El teorema de los celos

Sin duda un tema de todos, pero yo tengo mi propia teoría al respecto y no es sobre el orgullo del hombre ni la inseguridad natural de la mujer. Eso ya ni se discute.

Primero hablaré de la admiración, porque de allí surge todo mi razonamiento.

¿Alguna vez han admirado a alguien? Seguro que si. Pero no creo que esa persona, objeto de su admiración, se la haya ganado por saber cuanto es 2+2 ¿o si? Seguramente no.

Y es que cuando admiramos a alguien es porque para nosotros esa persona es capaz de logros que nosotros no nos creemos capaces de obtener. Porque son lo que no somos y aspiramos. Porque en las mismas circunstancias que ellos enfrentaron nosotros no hubiéramos podido lograr lo que ellos. O al menos eso creemos.

Entonces, el resultado de adornar los logros ajenos con competencias de las que nos creemos carentes es, ni mas ni menos que, la admiración.

Y funciona igual en sentido contrario.

Pongamos en alguien mas nuestras mas penosas debilidades, productos de nuestra condición humana. Porque no hay nada que odiemos mas que a la gente que comparte nuestros defectos. Debieran ser exclusivas mi capacidad de valemadrismo,  mi precocidad o mi impuntualidad. Pero no lo son y por eso  hay quienes me desesperan por tomar las cosas a la ligera o por tenerme esperándolos (no tengo un ejemplo para la precocidad... pues eso yo no lo considero un defecto). Ahora bien, si esa caracteristica que yo tengo y reflejo en los demás es mi debilidad por los placeres de la carne... bueno, el resultado que espero serían los celos. 

Celos porque en esas circunstancias ni yo confiaría en mi mismo. Porque en esas circunstancias yo seguramente fallaría... o he fallado. Pero ¿por qué esa inseguridad que me resulta de mi debilidad debiera ser pagarla mi pareja? No debe.

Creo que todos hemos sido víctimas de los celos. También victimarios. 

No podemos pagar en nuestra carne los errores de otros, y entonces ¿qué justicia hay en cobrar a otros nuestras faltas de carácter?

Siempre sostuve que los celos eran una decisión. Son una decisión.

Si tu pareja siente celos pues debe tomar la decisión de confiar o no. 

Y a partir de que están consientes de esto, es posible dedicar 5 minutos a tratar el tema, los siguientes 2 minutos a tomar una decisión, y unos segundos a comunicarla. De allí en adelante solo nos estamos haciendo pendejos.

Los celos son directamente proporcionales a la desconfianza multiplicada por la estupidez.

Ahora que si tu decides perdonar los celos, cuando llegue la hora de enfrentarlos recuerda que la culpa no es del indio, ok? Y dios no te perdonará, porque bien sabías lo que hacías.

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